La administración Bush que refuerza el bloqueo a Cuba, la que tiene un plan, con acciones secretas, para recolonizar a la Isla, se cree en el derecho imperial de pedir cuentas al Canciller de España por su reciente visita a la capital cubana, comenta hoy el Granma.
En un artículo titulado Ojeriza con España, el rotativo indica que con tal arrogante pretensión, bien ajena al respeto y no injerencia que debieran caracterizar los vínculos Washington-Madrid, la subsecretaria de Estado adjunta, Colleen Graffih, declaró públicamente que su gobierno "quiere saber por qué" el ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, no se reunió entonces con la
contrarrevolución mercenaria.
Destaca que Graffih lo dijo en Madrid, como para dejar bien marcada la prepotencia, y subrayó que tal postura es compartida por Thomas Shannon, secretario adjunto de Estado para Latinoamérica, quien también quiere pasar la cuenta.
Añade que se trata de una clara presión al ejecutivo del presidente José Luis Rodríguez Zapatero, puesto que en Washington saben de los objetivos y resultados "antes, durante y después de mi vista a Cuba", según el propio Moratinos respondió a la prensa. "Por lo tanto -añadió según EFE-- no hay que dar respuestas a nadie".
Granma precisa que al Gobierno de EE.UU. lo que más le duele es que este viaje de Moratinos a Cuba normalizó los vínculos bilaterales y abrió el espacio para un diálogo político, sin condiciones, y la reanudación de la cooperación, con lo cual España se deslinda de quienes en la Unión Europea se subordinan a la política anticubana de Estados Unidos. (Fuente AIN)
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