Hoy cuando el águila del Norte perfila con más fuerza su apetencia imperial contra Cuba, los puños vigorosos de las víctimas del vandalismo, convertidos en banderas luctuosas, se levantan en nombre de la vida frente a la Oficina de Intereses de Estados Unidos.
Son los rostros de 138 mártires cubanos, portados en afiches por adolescentes, jóvenes, mujeres y hombres, quienes convocaron al periodismo militante una vez más a convertir la palabra en saeta en este combate por la verdad.
El verbo en su justo calibre tendrá que desmantelar las disímiles expresiones del pensamiento neoconsevador de la política exterior yanqui, que se legitima en el uso de la fuerza militar contra los países “hostiles”, cuyo propósito es lograr un cambio de régimen.
Es obvio que a la Casa Blanca le interesa dar una imagen diabólica del de la Revolución cubana y de sus máximos líderes, esforzados por mejorar los niveles de satisfacción de la población, al tiempo en que lo provee de una cultura general integral sin precedentes en la historia de la humanidad.
Las reiteradas provocaciones de la Oficina de Intereses de EE.UU. califica como acto de agresión a este país que lejos de llevar pertrechos militares a otras naciones para sembrar el hambre, la desprotección, el terror y la muerte, va fundando amor y esperanza por un mundo urgido de ser mejor.
Toca entonces al periodismo cubano, por los 3 400 muertos y más de 2 000 incapacitados a consecuencia de las agresiones directas de los lacayos del gobierno yanqui en estas casi cinco décadas de Revolución, alistar el fuego artillero en nombre de la vida.
Tuesday, February 07, 2006
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